XVII

I

Te quejas de tu "rollo",
aunque sabes que me vuelvo perro por tu culo
y que tus caderas me pueden completamente.

Mis palabras crudas se indigestan a veces,
pero saben a carne;
a tu carne y tu saliva;
y huelen a tus bragas cuando pongo la lavadora.

Tu aliento azul océano recorta el cielo
cuando las nubes de mis ojos brotan.

II

Tengo un cráneo quebradizo
hecho de mil fragmentos rosáceos
y otros mil malvas,
con algún toque aleatorio de tu luz añil.

Tu voz brota árbol,
se enraíza a mi alma;
me subyuga y me relaja.

El bosque que transito tiene tu nombre
igual que la sombra de tu árbol tiene el mío;
Perezco por tu verbo
en el rito de tu asalto.

III

Con la vida salvaje sobre mis hombros igual que la muerte;
picoteándome los ojos dulces.

Resurjo de tus labios y tu lengua;
tu corazón y tus venas;
tu sangre y tu saliva...
Tú.

Tú; Tú y nada más que tú,
mi vida se resume a tu piel, a los gratos momentos de tu piel. Piel! Piel!!
Tu vida en mi Lengua.

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